16 octubre, 2013

ISLAS CANARIAS

Estas fotos nos las trae nuestro amigo MREINMOR. Graciassss.



El barranco de Guayadeque se halla en la isla canaria de Gran Canaria. Separación natural de los municipios de Ingenio y Agüimes, es uno de los barrancos más grandes del archipiélago. Destaca por sus restos arqueológicos prehispánicos y por sus valiosos endemismos de flora y fauna. También destaca por la gran cantidad de casas-cuevas que hay, incluso una ermita y varios restaurantes cavados en la roca. La flora existente del Barranco es autóctona, y existen numerosos endemismos canarios y macaronésicos.
La zona es muy importante a nivel arqueológico, pues existen cientos de cuevas que albergaron a muchísimos aborígenes. La mayor colección de momias y utensilios aborígenes encontradas aqui se encuentran en el Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria. Entre estas cuevas se puede nombrar: "Cuevas Muchas", Cueva Labrá, el "Risco del Canario", El "Risco Vicentico", El "Risco del Negro", etc.




 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

La venganza de Atidamana

 
Atidamana, joven bella y talentosa para los negocios políticos, habitaba en Gáldar, el  más opulento de los señoríos de Gran Canaria. Su prudencia y sabiduría habían hecho de ella el oráculo de la isla, de modo que ni guerras, ni paz, ni premios, ni castigos se resolvían sin su dictamen.
Era tal la envidia de algunos hombres que comenzaron a contradecir los consejos de la joven porque eran buenos y eran de ella, cuando no se burlaban y la menospreciaban abiertamente.
Atidamana, de talante dulce y apacible, juró vengarse cuando la insolencia fué en aumento.
Gumidafe, caudillo de Gáldar, admiraba y amaba a Atidamana y no se negó a casarse con ella cuando se lo pidió. A partir de ese momento la joven empezó a ejecutar su plan. Se arrepentirían de las burlas y desprecios. Mudaría en sumisión la libertad de la isla.
Gumidafe accedió a los planes de su esposa y reclutó un ejército de guerreros que el resto de caudillos de Gran Canaria apenas opusieron resistencia. Marchaban a la cabeza de dicho ejército dando muestras de su singular fiereza en los combates.
Unos trás otros fueron sometidos los señoríos de Telde, Agüimes, Agaete, Arucas, Tamaraceite, etc,etc…
Sólo cuando la isla entera al fin quedó sujeta a su dominio, Atidamana dió por cumplida su venganza.